Unas proposición que se apoyan en las reconocidas teorías del profesor Raymond Moody, que acuñó el concepto de experiencias próximas a la muerte a fines de los 70. Su proposición primordial se enfoca en que “nuestro entendimiento es independiente de la conciencia. Es el medio para canalizarla, con lo que en realidad es físicamente ajena al cuerpo”. Una idea que explicaría, añade la doctoranda, por qué razón “el alma y la conciencia pueden vivirse al margen del cuerpo”, como en las ECM o en la meditación budista. Blundon, sin embargo, aclara que si bien la evidencia de la actividad cerebral apoya la iniciativa de que una persona moribunda podría estar escuchando, no pueden corroborar si la multitud es siendo consciente de lo que está escuchando.
El estudio se realizó con pacientes del St John Hospice de Vancouver que estaban a punto de fallecer. La estesiología, ciencia que estudia los órganos de los sentidos, da un paso mucho más y sigue intentando encontrar respuesta para saber si la gente comprenden el significado de los sonidos que escuchan en estos últimos instantes de su vida. Hasta la fecha, según los datos del estudio, aún no entendemos si en el lecho de muerte tenemos la posibilidad de entender las palabras que nos dicen, solo entendemos que las percibimos. Las respuestas a las pruebas de estímulos en ambos conjuntos resultaron ser realmente similares. El estudio concluye afirmando que la gente pueden oír en los últimos momentos anteriores a la desaparición, aun estando en estado de inconsciencia.
Eligiendo El Instante Más Correspondiente Para Morir
Científicos de la Facultad de Columbia Británica de Canadá han llevado a cabo un estudio para probar que un individuo inconsciente puede seguir escuchando. El conjunto de estudiosos, encabezado por la doctora Elizabeth Blundon, monitoreó a los pacientes a través de electroencefalogramas . Estos miden la actividad eléctrica del cerebro y permiten advertir si hay respuesta a los estímulos del medioambiente. Al margen de que se intente personas creyentes, agnósticas o ateas, todas ellas tienen el sueño o la visión de de qué manera su familiar se marcha de este mundo guiado por alguien (cónyuges ya muertos, seres anónimos o ángeles) y lo hace con una clara sensación de “paz y amor”. Un enorme descubrimiento que ha recibido el aplauso de la red social científica, y que revela que las últimas expresiones de despedida de familiares y amigos sí llegan a ser escuchadas por la persona que está a punto de fallecer.
Por razones obvias, no se pudo probar qué es lo último que se percibe antes de morir. Sensorialmente, lo mucho más cercano a la muerte es el estado de coma, que es un nivel radical de inconsciencia tras perder sucesivamente todos y cada uno de los sentidos y, sobre todo, la capacidad para responder a los estímulos externos y las pretensiones internas (apetito, mal, frío…). Este hallazgo podría animar y confortar a los familiares y amigos de un ser querido en sus últimas horas de vida. Más allá de que todavía no se pudo demostrar que esas personas estén entendiendo de verdad nuestras expresiones de despedida.
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De ahí que, cuando los pulmones dejan de respirar y el corazón de latir, todavía hay actividad en el cerebro y esta persiste por cuando menos tres minutos mucho más. En este caso, tampoco está claro si la persona es consciente de su propia muerte, pero Parnia considera que sí. La creencia de que el sentido del oído era el último en ocultar proviene de “informes de experiencias próximas a la desaparición , donde un factor común era oír ruidos inusuales”, manifiesta el estudio. “Sin embargo, estos reportes son difíciles de interpretar, dado a que la incidencia de ECM es muy baja”. “No es posible que varias personas vean lo mismo y sean capaces de describirlo igual si realmente hablamos de una percepción distorsionada de la realidad”, apunta.
El recurso, “cínico” según Sartori, a argumentar este fenómeno a partir de disfunciones cerebrales, tampoco se sostiene con los ejemplos de personas ingresadas con alzhéimer adelantado que de repente recobran la capacidad de raciocinio. “Se trata de pacientes en un estadio terminal de la patología, inútiles de articular palabra, que de manera asombroso comienzan a charlar con total congruencia, interactuando con gente que no está en la habitación y que frecuentemente son familiares muertos”, explica la autora. Además de esto, añade, “acostumbra ocurrir que después de esta experiencia dejan de estar intranquilos y terminan muriendo con una sonrisa en la cara, por norma general, uno o un par de días después”. Según las entrevistas que ha mantenido con estos últimos es porque están persuadidos de que solo se habla del fin de la vida terrenal.
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No obstante, nunca se había podido probar si las últimas expresiones podían ser escuchadas por el moribundo, hasta la actualidad. Aún de este modo, a lo largo del estudio los expertos han observado a partir del uso de electroencefalogramas que los sistemas auditivos de algunos pacientes a puntito de morir respondían de una forma prácticamente igual a como lo hacían personas jóvenes y en perfecto estado de salud. Blundon añadió que “Nuestros datos muestran que un cerebro moribundo puede contestar al sonido, incluso en un estado inconsciente, hasta las últimas horas de vida”. Al final, los estudiosos concluyeron que las personas podían escuchar en el momento en que ingresaban en estado de inconsciencia, poco antes de fallecer.
Este es solo un primer paso, que demuestra que varias personas prosiguen oyendo cuando ahora se encuentran en estado de inconsciencia. En este momento queda por comprobar, si aquellas personas son verdaderamente conscientes de lo que están oyendo o no. A lo largo de toda su trayectoria, Sartori se ha entrevistado con pacientes que han vivido vivencias próximas a la muerte , tal como con familiares que han vivido de cerca vivencias de muerte compartida .
La cantidad y la repetición de patrones hacen que la enfermera descarte la hipótesis de la al azar o la imposibilidad de encontrar un razonamiento lógico para este extendido fenómeno. Sólo los expertos sanitarios que trabajan de cerca con los pacientes terminales conocen de primera mano el alcance y pluralidad de estas extrañas experiencias. La ciencia no ha podido ser con la capacidad de ofrecer algún tipo de contestación, con lo que se acostumbran a describir como sucesos paranormales o sobrenaturales. Una etiqueta “bastante vaga para la intensidad de estas experiencias”, según explica la enfermera británica Penny Sartori, que lleva cerca de 20 años trabajando en la UCI. Las unidades de cuidados intensivos o paliativos de los centros de salud sostienen una angosta relación con la muerte, dando rincón a numerosas experiencias que se escapan a cualquier explicación racional. “Sus cerebros respondieron a los estímulos auditivos, pero no tenemos la posibilidad de saber si están recordando, identificando voces o entendiendo el lenguaje”, concluye Blundon.
Nuestro entendimiento tiene la aptitud de contestar al sonido hasta los instantes finales, siendo la audición el último sentido que se pierde. Los investigadores de la Facultad Británica de Columbia hicieron este estudio con pacientes del Hospital St John de Vancouver, en Canadá, y con un conjunto de pacientes sanos para contrastar si se generan respuestas similares a los estímulos en el cerebro en los dos casos. Mediante electroencefalogramas midieron si el cerebro generaba respuestas a distintas sonidos, entre ellos el habla humana. Además de esto, estas pruebas se hicieron cuando las personas estaban conscientes y en los minutos anteriores a la desaparición cuando no lo estaban. Los resultados del estudio fueron publicados últimamente en la reconocida gaceta «Scientific Reports».