Llama la atención de qué forma la insania charla con la voz de la sabiduría, de qué manera el desquiciado es cuerdo, de qué manera el necio descubre demonios y en su franqueza invita a desposeerse de los lastres hipócritas y convencionales que desautentifican la presencia humana. En «La vida en el Siglo de Oro » escrito por el catedrático de Historia Actualizada Ricardo García Cárcel y publicado en los Cuadernos historia 16 se enseña que existía entre los nobles poco interés por trabajar. Era una aspiración generalizada, no solo en la nobleza, sino más bien asimismo en el pueblo, quizá como reflejo de lo que los nobles se podían permitir. En este intérvalo de tiempo se incrementó el número de hidalgos reconocidos por la monarquía. Locura, razón, melancolía; místico, poseso, misionero; pícaro, conquistador, alcahueta; teólogo, astrólogo, exorcista; decadencia, superstición, diablo; son imágenes recurrentes y abstracciones que determinan y caracterizan al Siglo de Oro. No existe una situación única; para llegar a precisarla dependemos del tiempo, del sitio, en definitiva, de la metáfora.
Otra categoría, o estamento, era la de los plebeyos, que podían ser condenados con mucho más sencillez que los nobles y no podían ocupar ciertos oficios —reservados para la nobleza—. Se nota un cambio en la representación de la disparidad amorosa; por el momento no se reflexiona tanto sobre de qué manera el cariño desposee al apasionado de su propia alma, sino se destaca de qué forma el amor es un desatino y un desvarío al no estar sometido a la razón. Quevedo arremete contra las insesateces amorosas y las califica como cosas de risa, estupideces ridículas y despropósitos; «locura sin cura» apostilla con desprecio Gracián.
Antonio Navalón: De Este Modo Fue El Siglo Xx
Supo capturar la atención de los monarcas y estadistas de Europa por colorear retratos con un enfoque verdadera que no desatendía la emoción. Su obra mucho más conocida es Las Meninas, toda una revolución pictórica en la que Velázquez se incluyó a sí mismo entre los personajes retratados y que hoy se encuentra dentro de las piezas más admiradas del Museo del Prado de La capital española. García Cárcel enseña que algunas enfermedades, como la gota, eran propiciadas por un desequilibrio alimentario por un consumo prominente de glúcidos y una deficiencia en el de proteínas y lípidos. Asimismo señala que, aunque los nobles eran populares por el derroche, jamás destinaron una sección importante de su presupuesto a la alimentación, puesto que jamás superaría entre el 10 y el 20% del total. En el campo de la nutrición, se siente una clara diferenciación por clases sociales.
Naturalmente, tomado en grupo no fue una especie de vago desinformado y orgulloso de serlo, como acostumbra presentárselo; por el contrario, su modo de pensar y de obrar está en la base de prácticamente toda la excelencia que alcanzó entonces España. Pero la figura más relevante de todo el siglo XVII es, sin duda, Miguel de Cervantes. El creador de la que frecuentemente se apunta como la primera novela actualizada, El inteligente hidalgo don Quijote de la Mácula , siempre deseó sobresalir como poeta y dramaturgo, pero consiguió la popularidad inmortal merced a la prosa. Partiendo de una sátira de los libros de caballería, Cervantes se embarca en una crítica social y una exploración de la naturaleza humana donde retrata el choque entre idealismo y situación, y en la que exhibe su dominio del diálogo mediante las conversaciones entre don Quijote y Sancho. El siglo XVII trae consigo dos corrientes poéticas enfrentadas, el culteranismo de Luis de Góngora y el conceptismo de Francisco de Quevedo, que cultivaron versos de enorme dificultad aparte de una extrema antipatía hacia el otro, de manera frecuente recogida en sus poemas.
Fernando de Herrera, que hunde sus raíces en el petrarquismo, va a ir, poco a poco, abriéndose a nuevos temas (más allá del amor y de sus secuelas deplorables y agobiadas) y a novedosas imágenes, siendo uno de los máximos representantes del manierismo. Al leer a Fernando de Herrera uno tiene la sensación de que, si bien todo le suena, hay algo de reciente en sus versos, que no llegó a publicar hasta el final de sus días. Una de las temporadas en que el español, como afirmará Castiglione en su Il cortesano, es la lengua de moda, la “lengua del imperio” , la lengua que toda aquella persona culta de Europa debería saber y saber entrelazar en su alegato en esos momentos. Y en la literatura, va a ser la poesía el género en que todo escritor deberá batir el cobre de su ingenio. Faltan todavía tres siglos para comenzar con la tiranía de la prosa como el género dominante, del que somos herederos. Pero en los Siglos de Oro son la poesía y el teatro los géneros estrellas, como de esta manera también lo fue (en especial la poesía) durante la Edad Media.
Uno de los pintores mucho más relevantes de esta temporada de florecimiento es el heleno Doménikos Theotokópoulos, popular en su país adoptivo como El Greco. Formado en Bizancio, Venecia y Roma, conocía bien las obras de Tiziano, Tintoretto y Miguel Ángel; este último marcó definitivamente su estilo, que evolucionó hacia una muy particular interpretación del manierismo a lo largo de su etapa en Toledo. Asentado en esta localidad castellana entre 1577 y su muerte, allí se guarda parte importante de su revolucionaria obra, con cuadros tan representativos como El expolio o El entierro del Conde de Orgaz. Su estilo de pintura luce por sus especificaciones figuras alargadas, una iluminación antinaturalista que semeja manar de los individuos y los colores sobresaturados.
Vivir En El Siglo De Oro
El Siglo de Oro nos hace pensar en obras de grandes literatos y pintores, en gestas militares y en corrales de comedias. Pero las luces y las sombras de la España del siglo XVII contienen considerablemente más capas y sorpresas para nuestras historias, y Villa y Corte ofrece información detallada al respecto. Se lleva a cabo en España un extraordinario florecimiento cultural en el campo de las letras, del arte, del pensamiento político, filosófico y científico que produce el refinamiento de las prácticas y del accionar social. Esta renovación queda potenciada asimismo por el nacimiento de la imprenta —que amplía la comunicación intelectual— y por los nuevos descubrimientos geográficos —que cambian el conocimiento de todo el mundo y de la naturaleza humana—. La aventura y el avance, el individualismo y el éxtasis marcan las bases con las que interpretar la Historia de este instante. En apenas 150 años se amontonan decenas de nombres que, por su labor en las artes –plásticas, literarias o musicales– dotaron de un carácter único y particular a la civilización española.
Lope de Vega, amigo próximo de Quevedo, recupera las métricas populares y las mezcla con las letradas en sus obras teatrales. Este autor, inmensamente popular entre el público, y apodado Monstruo de la naturaleza por Cervantes a causa de su ingente producción –hasta 1800 comedias, según algunos investigadores–, introduce una secuencia de creaciones en el teatro que recopila en su tratado Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo . En el lote cultural, marcado por 2 estilos, el renacentista y el barroco , no hubo decadencia, todo lo contrario, las artes dieron enormes genios como Velázquez, Murillo, Ribera, Juan de Herrera…, mientras que las letras llegaron como mucho prominente en prosa, lírica y teatro; crearon escuela y fueron punta de lanza de novedosas formas de expresión. En relación a la pintura, el Siglo de Oro español se identifica por una etapa inicial de renacimiento tardío y otra más marcada por el arte barroco.
La fecha de comienzo es también la del final de la Reconquista, la del primer viaje de Cristóbal Colón a América y la de la publicación de la Gramática castellana de Antonio de Nebrija, la primera en estudiar el castellano y fijar sus reglas; es asimismo la primera de una lengua románica. 1659 marca el desenlace del Siglo de Oro político, si bien como manifestación artística suele retrasarse la fecha a 1681, año de la muerte del escritor y dramaturgo Calderón de la Barca. Mi campo de especialización es la historia moderna y la historia de la comunicación social, periodos en los que centro mi actividad investigadora. Bien conocido es el llamado Siglo de Oro pues en él surgieron las artes y la literatura en España.
Este escritor, que nació en Alcalá de Henares hacia 1530, fue soldado en Italia, donde pudo empaparse de la civilización clásica y también italiana. Únase a todo ello la presión turca, en el exterior, y en el interior, y relacionada a ella, la morisca, que actuaron sin duda como un revulsivo que puso en tensión las energías sociales, pero que muy bien pudieron haber obrado, al lado de los asaltos protestantes, como un barreno que rompiera toda la estructura y la experiencia popular acumuladas desde hace tiempo. Aunque este periodo de tiempo piensa un florecimiento de ámbitos creativos y artísticos, la sociedad se encontraba estructurada de conformidad con los preceptos del Viejo Régimen. Es decir, una sociedad donde existían diferentes categorías sociales, como los nobles que tenían permisos como la exención del pago de impuestos directos, no podían ser sometidos a tortura o cumplir penas por sus deudas y, hasta en el caso de ser condenados a muerte, tenían la ‘ventaja’ de ser degollados en vez de ahorcados.
Su música tenía la cualidad de capturar conmuevas como el éxtasis, la melancolia, la alegría y la desesperación. Al liberarse de las piezas habituales escritas para la Iglesia Católica, estos autores contribuyeron en gran medida a la transición al barroco español. A lo largo de este tiempo, España se realizó con un lugar importante en el escenario mundial al transformarse en una superpotencia política –singularmente durante los reinados de Carlos I y Felipe II, a lo largo del siglo XVI– y esto se refleja en ciertas enormes contribuciones españolas a las humanidades. Nombres muy conocidos como Cervantes o Velázquez son solo ciertos entre los que llevaron a España a alcanzar este estatus. El descubrimiento del Nuevo Planeta y el establecimiento en varias zonas del mismo, las aportaciones al arte, la música y la literatura son importantes fabricantes que estos profesores dejaron, y que llegan hasta hoy.
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En poesía, tanto la que escribió para actos solemnes o concursos, o la que insertará en sus proyectos, no luce por su novedad, aunque asimismo es injusto (como hizo buena parte de la crítica) calificarle de mal poeta. En la poesía de Miguel de Cervantes encontramos ahora ese juego manierista que va a ser tan propio de finales del siglo XVI, y que hace de la literatura una verdadera celebración de ingenio, como se aprecia en el próximo poema, puesto en boca de Cardenio en el capítulo XXVII de la sección primera del Quijote . Fernando de Herrera forma, por su biografía y por su obra, un auténtico puente entre la poesía petrarquista seguidora de Garcilaso de la Vega y los grandes autores que asombrarán al mundo en el Barroco. Fernando de Herrera nació en Sevilla en el seno de una familia humilde y hará de la literatura (y no tanto de la poesía) un arma para ganarse el favor de sus mecenas y una posición en la sociedad. Versos de alabanza al monarca, Felipe II, a su época, notas y discusiones, así como relaciones de sucesos, le transforman en uno de los mayores representantes de la Escuela de Sevilla, de la que surgirá años después Góngora.
Quizá el índice más preciso de una gran cultura es la cantidad de personajes relevantes que produce, y a propósito que el Siglo de Oro responde totalmente a su nombre en ese aspecto. Partamos de la base de que hay siempre un factor que se escapa al análisis, como una invención o una enorme obra artística puede explicarse hasta cierto punto por el ámbito popular y económico, pero siempre faltará la causa precisa de la inspiración específica del creador. Aun así, tenemos la posibilidad de discernir ciertos elementos importantes, sin los cuales no habría sido viable lograr las alturas de aquella época.
Por otro lado, el clero va a ser otra parte esencial de la estructura social. Es en el ámbito de la Iglesia donde hay un mayor nivel de alfabetización. La implantación de la imprenta supuso un avance para dotar a las bibliotecas de una mayor cantidad de libros, pero no sirvió para aumentar el número de lectores, cuando menos por el momento. No obstante, la lectura empezará a interesar una creciente proporción de profesiones liberales. Hay que decir que las mujeres quedan excluidas en este periodo, sin tener las eclesiásticas, del proceso de alfabetización. La nueva edición del juego de rol Aquelarre se presenta en un libro sólido y económico que incluye todo lo…