Los japoneses querían agrandar sus dominios y apoderarse parte de China y ciertas colonias de europa en Asia. El ataque de Japón a la base naval de Pearl Harbour en 1941 supuso la entrada de Estados Unidos en el enfrentamiento. Entre su elección en el mes de junio de 1940 para encabezar el Gobierno y su ascenso —solo un mes después— a jefe de Estado con extensos poderes, el mariscal Pétain tuvo tiempo para firmar un armisticio que cedía a los nazis el tercio noroccidental de Francia.
Todas y cada una de las dificultades sufridas por el pueblo alemán se achacaron sobre todo a las liquidaciones de las reparaciones de guerra, si bien Alemania no estaba abonando realmente ninguna, puesto que lo hacía con dinero adelantado por los propios Aliados. A medida que la guerra seguía, otros países han comenzado a unirse a los Aliados. Generalmente, las Potencias Aliadas incluían a los 26 signatarios originales de la Declaración de las ONU, firmada el 1 de enero de 1942. Como terminamos de ver en el apartado anterior, la causa de la Segunda Guerra Mundial fue la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939, que desencadenó la participación obligatoria de las potencias Aliadas en virtud de los pactos de alianza firmados con Polonia.
Tras la caída de París, sumisión casi general de las colonias francesas al régimen pro nazi de Vichy. Italia y otros regímenes fascistas socios de Alemania reprimieron los movimientos opositores por medio de ejecuciones, deportaciones y encarcelamientos arbitrarios. Japón efectuó matanzas indiscriminadas de civiles en China, Indochina, Filipinas y otras islas del Pacífico bajo su control. La opresión y el exterminio de la población civil fueron prácticas comunes de los Ejércitos del Eje en las zonas ocupadas.
A lo largo de la próxima década, el imperio nipón se expandió de forma lenta hacia el territorio chino, desembocando esta acción en la segunda guerra sino-japonesa en 1937. Y en el año 1940, las fuerzas japonesas invadieron la Indochina francesa con el propósito último de efectuar un embargo de cualquier importación a China, introduciendo por supuesto los suministros de guerra adquiridos a Estados Unidos. Estas acciones fueron una contestación a las extensiones imperialistas del Eje, que han comenzado en 1905 en el teatro del Pacífico, cuando El país nipón invadió y ocupó Corea, y en 1936 en el teatro europeo con la remilitarización por la parte del ejército alemán de Renania. Aun después de que los aliados occidentales desembarcaran en Europa, la Unión Soviética proseguía enfrentándose a la mayoría de las fuerzas alemanas.
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En este sentido, merece la pena indicar las conferencias de Teherán, Yalta y Potsdam. De este modo, se decidió que solo se aceptaría la rendición incondicional de Alemania, al tiempo que se acordaban unas zonas de ocupación. En el otro extremo del mundo, la ocupación de Japón fue terriblemente dura para los países de Asia y el Pacífico. La guerra en China estuvo marcada por las crueldades japonesas, sin olvidar el trato inhumano que han recibido los presos de guerra aliados recluídos en los campos nipones. Pero las ambiciones alemanas iban alén de los desiertos del norte de África. El enorme enemigo ideológico de Hitler era el comunismo, encarnado por la Unión Soviética.
En el frente del Pacífico, la oleada de Japón era contenida en Novedosa Guinea, al tiempo que la flota japonesa había sufrido un varapalo definitivo en Midway. Además, la victoria estadounidense en Guadalcanal contribuiría a ofrecer un vuelco a la guerra en el Pacífico. El 1 de septiembre de 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial con la invasión alemana de Polonia. Esta vez, las democracias occidentales no optaron por el apaciguamiento. Pese a la entrada de Francia y Gran Bretaña en el enfrentamiento, Polonia no tardaría en caer a cargo del Tercer Reich.
Prueba de ello son los combates librados en islas como Iwo Jima y Okinawa. En el tercer mes del año de 1945, las tropas angloamericanas cruzaron el río Rin y se internaron en Alemania. Al fin, el 25 de abril de 1945, estadounidenses y rusos estaban en Torgau.
La Segunda Guerra Mundial I
Se estima que cuando menos tres millones de personas, y quizá hasta el triple, fallecieron víctimas de la represión soviética en los tiempos de Stalin. Las hostilidades militares entre Japón y USA habían estado encima de la mesa desde los años 20 y las fuerzas militares de cada nación planearon posibles escenarios bélicos. La expansión de los territorios estadounidenses en el Pacífico había sido una amenaza para Japón desde la década de 1890, si bien la tensión real no empezó hasta la invasión de Manchuria por parte de Japón en 1931. No obstante, la guerra no terminó en Europa hasta 1945 con la entrada del ejército soviético en Berlín, capital de Alemania y del régimen nazi. La opinión pública y las leyes de neutralidad le impidieron sumarse a la alianza contra Hitler tan rápido como quizá hubiera querido.
Y echamos la vista atrás para conocer a los personajes decisivos, como Churchill, Hitler, Goebbels o Einstein. No te pierdas los explicados documentales sobre la II Guerra Mundial tal como las fotografías históricas. El resto de Europa también fue dividido en ámbitos de influencia occidentales y soviéticos. La mayor parte de los países de europa orientales y centrales permanecerían bajo influencia soviética, lo que conduciría al final al lugar de regímenes comunistas en ellos, con el acompañamiento parcial o total de las autoridades soviéticas de ocupación.
“El día de hoy Alemania nos pertenece, mañana el mundo entero”, cantaban las Juventudes Hitlerianas en una de sus canciones. Por otro lado, la depresión financiera fruto de la depresión de 1929 se cebó en especial con la Alemania previo al nazismo. Por un lado, las severas limitaciones impuestas a Alemania a través de el Tratado de Versalles tras el objetivo de la Primera Guerra Mundial con la victoria aliada hicieron el resentimiento preciso para facilitar el ascenso y la consolidación del nacionalsocialismo. Este ataque, sumado a múltiples decenas y decenas de atentados parecidos, sirvió a fin de que el Tercer Reich tuviese su casus belli, es decir, su justificación para comenzar la Segunda Guerra Mundial ocupando el territorio polaco. Entre las causas de la IIGM fue la forma cómo acabó la Primera Guerra Mundial. Los países campeones tuvieron una actitud de revancha que no favorecía la paz y la reconciliación con los países vencidos.
Polonia fue el país mucho más castigado, con tres millones de judíos asesinados. Las autoridades alemanas persiguieron y encerraron en campos de concentración a millones de judíos, pero asimismo comunistas, gitanos, homosexuales y presos de guerra. El comienzo de la IIGM se ubica el 1 de septiembre de 1939, en el momento en que el ejército alemán invadió Polonia. Era el primer ataque militar de Adolf Hitler, entonces presidente de Alemania, que quería extender el régimen nazi por Europa. Primero procuró aliarse con franceses y británicos contra la Alemania nazi, después se repartió los países del Este con Hitler y por último, traicionado por el Führer en la \’operación Barbarroja\’, accedió a contraatacar. Pero la Historia no recuerda tanto al dictador soviético por los méritos del Ejército Colorado en la contienda —la guerra de Stalingrado o la atrapa de Berlín— como por las crueldades del régimen antes y tras 1939.
Tarawa, Saipán y Peleliu fueron algunos de los nombres de aquellas encarnizadas batallas. Por otro lado, un triunfante general MacArthur regresó a las Filipinas al lado de un basto ejército estadounidense. Por su parte, el ejército soviético avanzaba desde Europa del Este, llegando hasta Berlín y conquistando la localidad.
Creían que la Conferencia había asegurado la “paz para nuestro siglo”, pero esta solamente duró un año. U.U., eran los grandes favorecidos de las condiciones impuestas en la Charla de Paris de 1919. Hitler combinó una parte de esta iniciativa con sus especiales concepciones racistas,que contaban, por su parte, con un trasfondo social y cultural. La conquista de este espacio escencial encaminó los esfuerzos del führer para ofrecer su especial sentido a la guerra que se desataría en el mes de septiembre de 1939. En ese año el pueblo alemán fue en parte persuadido y en parte aterrorizado para que diera a Adolf Hitler el poder absoluto. Muchos alemanes que sabían leer, o que habían escuchado los alegatos de Hitler y otros oradores nazis, debieron darse cuenta de que transcurrido un tiempo utilizaría este poder para iniciar otra guerra.