Lo más posible es que Nicolás, junto con su hermano pequeño Andrés, estudiase en la escuela parroquial de la catedral de San Juan y después en una escuela secundaria de la próxima ciudad de Chełmno. Desde entonces, la figura masculina más esencial en su historia sería la de su tío materno, Lucas Watzenrode, quien en 1489 se convertiría en obispo de Varmia. En el siglo II d.C., el astrónomo y científico greco-egipcio Claudio Ptolomeo elaboró la teoría sobre el universo que estuvo vigente hasta la publicación de la obra de Copérnico 15 siglos mas tarde. Ptolomeo defendía que la Tierra era el centro del universo y alrededor de ella giraban todos los astros que cruzaban el firmamento.
Copérnico pasó múltiples años aprendiendo en distintas universidades de Italia. [newline]Se inscribió en Derecho en Bolonia y Medicina en Pádua, sin acabar ningún estudio. Finalmente, obtuvo un doctorado en Derecho Canónico en la Universidad de Ferrara, en 1503. En la fotografía el claustro del palacio del Archiginnasio de Bolonia, sede de la Universidad en el momento en que Copérnico estudió allí. La primera ley de Newton establece que “todo cuerpo persiste en su estado de reposo o movimiento traje y rectilíneo salvo que sea obligado a mudar su estado por fuerzas impresas sobre él”. Según esta ley, un cuerpo no puede cambiar por sí solo su estado inicial, a menos que se aplique una fuerza sobre él.
De esta forma, el instructor de la facultad de Wittenberg Caspar Paucer aconsejó en 1551 al Landgrave de Hesse que prohibiese la enseñanza del heliocentrismo, que en todo caso sería condenado de manera explícita por las universidades de Zürich, Rostock y Tübingen. Aunque también la Sorbona en París seguiría la estela de las universidades protestantes. Este suceso contrasta con la universidad de Salamanca, en donde se enseñó el heliocentrismo como procedimiento de cálculo astronómico en la segunda mitad del siglo XVI, sin entrar en disquisiciones sobre sus implicaciones como representación de la verdad. En 1540, le permitió que publicase un comprendio bajo el título “Narratio prima de libris revolutionum Copernici”. Un año más tarde le entregó el manuscrito corregido, en su versión final, con objeto de que se imprimiese en la ciudad de Núremberg, conocida por la excelencia de sus contenidos escritos astronómicos.
La Tierra No Es El Centro Del Universo ¿quién Lo Dijo?
Su ubicación en la ribera del Vístula y en un cruce de caminos comerciales contribuía a la riqueza de la región y de sus habitantes. Una leyenda mantiene que, cuando estaba postrado en su lecho de muerte y sin conocimiento, pusieron a cargo de Copérnico una copia recién impersa de Sobre las revoluciones. Entonces, el astrónomo recuperó la conciencia por un instante, vio el libro y a continuación expiró. El episodio, arriba ilustrado por Josep Planella en 1876 para La ciencia y sus hombres, si no es totalmente apócrifo, recuerda bastante a la biografía de santo.
El astrónomo, en cambio, observaba el firmamento noche tras noche. De su estancia en Olsztyn proviene una tabla astrónomica para observar el movimiento del Sol, cuyos restos se aprecian hoy en día en una de las paredes del claustro del castillo. En Frombork mandó crear el pavimentum, una terraza nivelada donde puso todos y cada uno de los instrumentos astronómicos que había fabricado y tambiéńl mismo. Hasta el fin de su historia anotaría escrupulosamente los resultados de sus observaciones, construyendo un modelo del cosmos cada vez más elaborado. Nadie se levanta una mañana con ganas de aceptar que el todo está patas arriba y que nada es como creía.
Sobre los cuerpos celestes, una de las fuerzas que actúa es la gravedad, la atracción que sienten entre ellos dependiendo de su masa. Este impulso provoca que los planetas giren en torno al Sol en lugar de continuar trayectorias rectas. En 1610 Galileo Galilei publicaba su Sidereus Nuncius, en el que describía el descubrimiento de las cuatro lunas primordiales de Júpiter, demostrando que, ciertamente, no todos y cada uno de los objetos celestes viraban cerca de la Tierra. Nicolás Copérnico era estudiante en la Universidad de Cracovia cuando leyó los trabajos de Peurbach y Regiomontanus.
Uno de los más importantes es la llamada retrogradación de los planetas, un fenómeno que afecta entre otros a Marte y a Venus, y que provoca que al seguir su movimiento por el cielo, este no sea lineal, sino que presente adelantos y retrocesos según el día. La Iglesia hizo ostentación de su poderío, se metió en un terreno que no era el suyo y humilló a un sabio adulto mayor. Mucho más de 300 años después, reconoció públicamente su error y trató de adecentar de culpa la figura de Galileo, un tanto tarde, pero no tanto, si las autoridades de la Iglesia aprendiesen la lección y reconociesen que los mundos de la ciencia y de la religión son distintos. La ciencia anda hacia la realidad a través de la experiencia bien llevada a cabo y contrastada y se actúa por leyes. Jamás más debería de generarse una condena tan injusta como la de Galileo o la de Nicolás Copérnico. La cosmología heliocéntrica de Copérnico, en el manuscrito original, que muestra el Sistema Solar con la Tierra orbitando cerca del Sol, exactamente la misma el resto de los planetas.
Copérnico
Al papa se le hizo ver que Galileo no había seguido sus instrucciones, ya que protege la teoría heliocéntrica y además dejaba al papa como un tonto al representarlo en Simplicio. Urbano VIII aprobó entonces la acción del Santo Oficio, que acabó condenando a Galileo, quien se vio obligado a vivir en las afueras de Florencia y apartado de toda polémica. Rheticus quería conocer en lo personal al autor de esta teoría y aprender de él. Cuál no sería su sorpresa en el momento en que descubrió que Copérnico tenía en un manuscrito una obra mucho más desarrollada, llena de observaciónes, cálculos y modelos geométricos. Con su entusiasmo, y apoyado por amigos del astrónomo, como el mencionado Tiedeman Giese, Rheticus logró convencer a Copérnico para que le diera el permiso de redactar y difundir la Narratio prima.
Las primordiales fuentes de su astronomía son Aristóteles, Arato (s. III a.C.), Hiparco (s. II a.C.) y Simplicio (s. VI a.C.), si bien este último es nuestra principal fuente para sus modelos astronómicos. Eudoxos fue el primero en enseñar un modelo geométrico general del movimiento celeste, partiendo de cinco principios básicos. Copérnico estudió derecho y medicina en las universidades de Bolonia y Padua, y luego regresó a Polonia tras presenciar un eclipse de luna en Roma en 1500.
Esto significa crear los movimientos visibles como combinaciones de movimientos circulares, la iniciativa básica de la mayoría de la astronomía matemática griega posterior y la base de la astronomía matemática desde Ptolomeo hasta Kepler. Cuando Copérnico estudió en la Academia de Cracovia, esta facultad era un importante centro de estudios astronómicos, y la ciudad más importante era una ciudad cosmopolita en la que florecían las ideas humanistas. Que la Tierra no era el centro del universo se transformó poco a poco en una idea comúnmente aceptada, pero poco después le siguió la prueba de que tampoco el Sol lo era. A lo largo de los siglos XVIII y XIX comenzó a calar la iniciativa de que era una estrella entre muchas.
Si algo nos enseña la naturaleza es que todos y cada uno de los fenómenos se repiten sea cual sea la dimensión. Es la última en la que todavía figuran obras heliocéntricas de Kepler y Galileo, al lado de “De revolutionibus” de Copérnico. Entre sus defensores se encontraron Thomas Digges, Giordano Bruno, Christopher Rothmann o Jerónimo Muñoz antes del final de siglo. Entre las primeras aceptaciones explícitas y públicas vendrían de Diego de Zúñiga en 1584, si bien posteriormente se retractaría basado en postulados puramente académicos, sin presión eclesiástica. Precisamente desde el protestantismo vendría una de las primeras respuestas al programa de Copérnico. Lutero reaccionó muy de manera negativa a la interpretación heliocéntrica de Copérnico, basándose en las escrituras cristianas, hasta el punto de denigrarlo, si bien sin nombrarlo, en un comentario formulado en 1539.
El astrónomo creía en un universo finito formado por ocho esferas concéntricas girando en torno al sol. Nicolás Copérnico fue un hombre introvertido y guardado que dedicó casi toda su historia al estudio y a la observación del firmamento. Los datos que compendió a lo largo de años fueron plasmados en su gran Obra, Sobre las revoluciones de los orbes celestes, donde expuso la teoría de que los astros giran cerca del Sol. Esta litografía de Jean-Leon Huens, recrea al astrónomo en su taller preparando su modelo heliocéntrico.
En lo que se refiere a precisión, lo cierto es que no era mucho mejor que el modelo de Ptolomeo. Por muy sólidas que fueran las pruebas admitidas, cambiar lo que fueron años de entender comúnmente asentado llevaría un buen tiempo, mucho debate y muchas comprobaciones. Y aún así, muchos proseguirían negándose a opinar lo que la ciencia hubiese probado.No hay mucho más que ver cómo los movimientos antivacunas prosiguen de pie y cómo algunoscuestionan aún la presencia del Big Bang. La excepción de solo es importante en el contexto de la posterior introducción por la parte de Ptolomeo de modelos que distinguen el centro del movimiento del centro de la trayectoria del movimiento. Las reacciones en los estamentos académicos de los países protestantes fueron, sin embargo, indiferentes cuando no negativas.